El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño real o potencial de los tejidos del organismo. Es un fenómeno complejo en el que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. Existen diferentes formas de clasificar el dolor según sus características, mecanismo de producción y curso. Esta clasificación ayuda a elegir el tratamiento adecuado y a modificar las pautas según la respuesta del paciente.
Clasificación según el mecanismo de producción del dolor
Dolor nociceptivo
Este tipo de dolor se debe a daño en los sensores del dolor (nociceptores) localizados en órganos o tejidos. Suele responder bien al tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos, como el paracetamol o el ibuprofeno, y a analgésicos opiáceos derivados de la morfina.
Dolor somático
Se produce por la activación de nociceptores a nivel de piel, músculos, huesos, vasos sanguíneos y tejidos adyacentes. Produce un dolor punzante, localizado en la zona de la lesión y que puede irradiarse siguiendo el trayecto nervioso afectado. Responde muy bien al tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos orales o tópicos, como cremas o sprays. Este tipo de dolor se presenta después de traumatismos, como torceduras, esguinces, fracturas o roturas fibrilares, y también en casos de contracturas musculares.
Dolor visceral
Se produce por la alteración de los sensores que recogen el dolor en las vísceras u órganos internos, como el hígado, páncreas o bazo. Es un dolor continuo, profundo y mal localizado, que puede irradiarse o reflejarse en zonas alejadas de la lesión. A menudo se acompaña de náuseas, vómitos, sudoración o mareos. Puede requerir estudios urgentes para averiguar la causa y tratarla adecuadamente, como en casos de apendicitis, colecistitis, abscesos o sangrados internos. En otras ocasiones, puede ser causado por enfermedades ya conocidas, como infiltraciones tumorales, y se trata con analgésicos opiáceos y no opiáceos.
Dolor neuropático
Producido por estímulo del sistema nervioso sin que haya una lesión existente en otros tejidos. Es un dolor difícil de definir, punzante, quemante o eléctrico, que puede ir acompañado de hormigueo y ser desproporcionado al roce en la zona afectada. Algunos ejemplos de este tipo de dolor son los dolores radiculares por compresión de los nervios en la columna vertebral y las neuralgias en general. Puede mejorar con antiinflamatorios no esteroideos, opiáceos, antiinflamatorios esteroideos (corticoides) y antidepresivos o antiepilépticos.
Dolor psicógeno
En este tipo de dolor, los factores psicosociales juegan un papel importante. Generalmente, no responde de forma completa a los analgésicos, a pesar de aumentar la dosis y la intensidad del tratamiento.
Dolor mixto
Tiene características de varios de los tipos de dolor descritos anteriormente.
Clasificación según el curso del dolor
Dolor intermitente
Aparece en forma de episodios recurrentes de dolor con periodos sin dolor entre ellos. Puede manejarse con analgésicos, como antiinflamatorios no esteroideos, tomados cuando hay dolor de forma intermitente.
Dolor continuo
Persiste a lo largo del día y no desaparece. Requiere un tratamiento analgésico continuado y pautado.
Dolor continuo controlado
Desaparece cuando se toma la medicación analgésica según las pautas establecidas.
Dolor continuo no controlado
El dolor no desaparece a pesar de tomar la medicación analgésica según las pautas establecidas.
Dolor irruptivo
Es una exacerbación transitoria y muy intensa del dolor que dura minutos y luego el dolor se controla el resto del día. Se trata con opiáceos potentes de acción rápida y corta duración.
Dolor al final de dosis
Aparece poco antes de tomar la siguiente dosis de analgésico programado, generalmente con tratamientos de larga acción. Esto indica la necesidad de adelantar la siguiente dosis como pauta habitual.
El dolor es un fenómeno complejo que puede clasificarse de diferentes formas según sus características, mecanismo de producción y curso. Esta clasificación ayuda a elegir el tratamiento adecuado y a modificar las pautas según la respuesta del paciente. Es importante acudir al médico para evaluar el origen del dolor y recibir el mejor tratamiento posible.