El ACV hemorrágico, también conocido como ictus hemorrágico, derrame cerebral o hemorragia cerebral, es un tipo de accidente cerebrovascular (ACV) que afecta al suministro de sangre al cerebro. Se produce cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra en el cerebro, lo que comprime y afecta rápidamente al tejido cerebral.
Síntomas del ACV hemorrágico
Los síntomas del ACV hemorrágico se presentan repentinamente, en segundos o minutos. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor de cabeza intenso y repentino
- Pérdida de conocimiento
- Vómitos
- Tortícolis
- Entumecimiento, debilidad o imposibilidad de mover la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo
- Dificultad para hablar y que te entiendan
- Mareos y vértigo
- Dificultad para mantener las piernas derechas y elevarlas
- Fiebre
- Sensibilidad a la luz
- Inquietud y confusión
- Ataques o convulsiones
Si alguien presenta alguno de estos síntomas, es importante llamar a emergencias de inmediato, ya que puede tratarse de un ACV hemorrágico.
Complicaciones y secuelas del ACV hemorrágico
Las secuelas del ACV hemorrágico pueden variar en gravedad y duración. Algunas personas pueden experimentar efectos temporales y leves, mientras que otras pueden sufrir daños duraderos. Algunas de las complicaciones y secuelas más comunes incluyen:
- Debilidad o parálisis, generalmente a un lado del cuerpo
- Falta de conciencia de un lado del cuerpo
- Pérdida de la sensibilidad a un lado del cuerpo
- Dificultad para tragar
- Cansancio extremo y problemas para dormir
- Problemas para hablar, leer y escribir
- Problemas con la visión, como visión doble o ceguera parcial
- Dificultades con la memoria y la concentración
- Dificultad para controlar la vejiga y los movimientos intestinales
- Cambios de comportamiento
Es importante destacar que algunos de estos problemas pueden mejorar a medida que la persona se recupera.
Causas del ACV hemorrágico
El mayor factor de riesgo para sufrir un ACV hemorrágico es la hipertensión arterial. Otros factores que pueden aumentar el riesgo incluyen:
- Inflamación de un vaso sanguíneo en el cerebro
- Debilitamiento de los vasos sanguíneos en el cerebro
- Anormalidades en la formación de los vasos sanguíneos en el cerebro
- Tendencia a sangrar, como el uso de anticoagulantes o enfermedades como leucemia o hemofilia
- Uso de drogas ilegales, como la cocaína
- Trauma en la cabeza
Diagnóstico y tratamiento del ACV hemorrágico
El diagnóstico del ACV hemorrágico se realiza a través de pruebas en el hospital, como la medición de la presión arterial, el electrocardiograma y la tomografía cerebral. El tratamiento dependerá del tipo y la gravedad del ACV hemorrágico, pero puede incluir medicamentos para controlar la presión arterial y prevenir convulsiones, así como cirugía para drenar el líquido acumulado en el cerebro.
Rehabilitación después de un ACV hemorrágico
La rehabilitación después de un ACV hemorrágico es fundamental para recuperar habilidades y adaptarse a los cambios provocados por el accidente cerebrovascular. El equipo de rehabilitación diseñará un programa personalizado según las necesidades de cada persona, que puede incluir fisioterapia, terapia del habla y ocupacional, entre otros.
El ictus puede estar provocado por una arteria obstruida (ictus isquémico) o por la rotura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). Mientras que el ictus isquémico se produce por una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, el ictus hemorrágico se produce por la salida de sangre debido a la rotura de un vaso sanguíneo.
Según el mecanismo de la lesión, se distinguen dos tipos de ictus: el isquémico, que es causado por la obstrucción del flujo sanguíneo, y el hemorrágico, en el que se produce la rotura de un vaso sanguíneo y la salida de sangre al cerebro.